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Los argentinos y el poder del voto

Informe Especial 30 de julio de 2023 Redacción1 Redacción1
voto

Hay un error que siempre se debería evitar cometer: dar por hecho la democracia. Es una pena que ir a votar haya perdido popularidad entre los ciudadanos.

A casi 40 años del regreso del ejercicio democrático, asistimos a un cambio de época en donde muchos ponen en duda el valor del voto, algo que costó sangre, sudor y lágrimas recuperar. Pero no son la mayoría, afortunadamente.

El mes pasado se conoció el primer informe de Creencias Sociales, un programa del observatorio Pulsar UBA que tiene por objetivo comprender de manera sistemática los valores sociales y las cosmovisiones de los argentinos referidos a temas culturales, científicos, religiosos y políticos de relevancia pública.

En que creemos los argentinos - Primer informe

En que creemos los argentinos - Segundo Informe

Según el trabajo, hay varios hallazgos que permiten reflexionar sobre la Argentina que se ha construido en estos 40 años de democracia sin interrupciones. Primero, la democracia sigue siendo el mayor de los consensos entre los argentinos y las argentinas.

Hay –según esta encuesta- un 70% de los entrevistados con convicciones y compromisos democráticos. La sociedad quiere democracia, inclusive cuando un gobierno no dé soluciones.

A la gran mayoría le parece correcto que todos los gobiernos terminen su mandato. La excepción puede encontrarse en los votantes del espacio libertario: más de la mitad de ellos optan por una segunda alternativa, que es “cambiar” al gobierno antes de que culmine su mandato. Es un primer llamado de atención.

Un segundo hallazgo del trabajo de Pulsar UBA es que los argentinos quieren una democracia, pero no la que tienen. El choque entre expectativa y realidad tiene sus costos, pero aún así tener la posibilidad de seguir eligiendo nuestro destino se impone por sobre los atajos antidemocráticos.

Un tercer dato, para nada menor, es que los argentinos y las argentinas estamos interesados en la política.

Es impreciso decir que la apatía y el desinterés nos gobiernan. Hay interés, y suficiente. Pero no es mayoritario. Eso hace que no necesariamente haya movilización por la política y para la política. Interesados sí, pero no siempre comprometidos.

La apatía política corroe incluso los valores democráticos, ya que más de un tercio de quienes no están interesados en política son oscilantes cuando las tensiones afloran, lo que hace que puedan tolerar excepcionalidades a la democracia, precisa el informe de la UBA.

Derecho, no obligación

El derecho a votar es una de las libertades más valiosas como individuos. Hay que tener voz y tratar de que todas las voces se escuchen. La única manera de conseguirlo es ir a votar.

La obligatoriedad del voto sigue siendo un tema de discusión. Quienes defienden esta situación argumentan que hace más eficaz a la universalidad del voto.

Los detractores dicen que al ser obligatorio, el sufragio pierde su condición de derecho para convertirse en un deber. Dos puntos de vista atendibles.

La idiosincrasia argentina no parece estar preparada aun para el voluntarismo democrático. A mucha gente no le gusta ir a votar, o cuenta las veces que hay que hacerlo en el año como una carga. Pero también le gusta cuestionar con pasión las ineficiencias de la política o del Estado. No se puede cambiar las cosas sin compromiso.

Hacía muchos turnos electorales que los ataques cruzados no superaban a las propuestas. Quedará para otro momento analizar quién puso más para llevar la discusión a ese terreno.

La híper masificación de las redes sociales han convertido a las campañas políticas en un show de frases hechas –en el mejor de los casos- o meros ataques arteros pensados para invadir el subconsciente de los ciudadanos a través de los celulares. Por supuesto, sin pedir permiso.

La falta de regulaciones es tal que tornan absurdas las amenazas de las autoridades contra quienes vendan alcohol la noche anterior o el día de los comicios, mientras en las redes sociales se cometen todo tipo de tropelías. ¿Veda política? .

Pase lo que pase en las PASO y en las elecciones generales de octubre, quienes obtengan la mayoría de votos deberán ponerse a trabajar para llegar a diciembre en condiciones de gobernar.

Hay cuestiones que requieren soluciones urgentes. La educación sigue en jaque; la inflación, la salud, el empleo, la inseguridad; la corrupción, la pobreza, la matriz productiva cruje por los cuatro costados; el endeudamiento público es una espada pendiendo sobre la cabeza de todos y con una agenda de temas mucho más larga y urgente.

Hacer la plancha hasta el 10 de diciembre no es una opción, hay que votar, ahí reside el poder del ciudadano.

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