Carne en alza: por qué los precios subieron más del 8% en un mes y qué puede pasar en 2026

Actualidad23/12/2025
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El proceso de desaceleración inflacionaria encontró en los alimentos un límite inesperado durante noviembre, con la carne como principal factor de presión y un marcado aumento mensual. En un mes en el que la inflación minorista se ubicó en 2,5%, el registro más elevado de los últimos seis meses, los cortes cárnicos mostraron subas muy superiores al promedio general y volvieron a liderar los incrementos dentro de la canasta básica.

Según una nota de Infobae, los relevamientos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina confirmaron que el precio minorista de la carne registró en noviembre un incremento promedio del 8,2% respecto de octubre y acumuló una suba interanual cercana al 73%, muy por encima del avance del índice general de precios. El contraste fue evidente frente a otras proteínas animales, tanto el pollo como el cerdo evolucionaron en línea con la inflación, lo que refuerza la idea de que el fenómeno no responde a un repunte del consumo, sino a factores específicos del mercado de la proteína bovina.

 La carne volvió a liderar los aumentos de alimentos
Desde el análisis productivo por parte de la Bolsa de Comercio de Rosario, los datos muestran que la presión se origina principalmente del lado de la oferta. A partir de mediados de octubre comenzó un marcado encarecimiento de la hacienda en pie, que aún no se trasladó de manera completa a los mostradores de carne. De hecho, hacia mediados de noviembre persistía un atraso de entre 10 y 15 puntos porcentuales entre los valores de la hacienda y los precios minoristas, una brecha que los distintos eslabones de la cadena intentaron absorber para sostener el nivel de actividad.

En las últimas semanas, el precio del novillito liviano volvió a mostrar subas tanto en el mercado concentrador como en su valor en gancho, reflejando un escenario de escasez relativa de animales disponibles para faena. Este movimiento se explica por una combinación de factores estructurales y coyunturales como un menor stock ganadero acumulado en los últimos años, valores históricamente elevados del ternero y buenas condiciones forrajeras que incentivan la retención de hacienda destinada a los cortes vacunos.

 La menor disponibilidad de animales y la retención en los campos anticipan un ciclo de precios más altos.
A este contexto se suma un posible corrimiento de la estacionalidad habitual. Parte de las subas que suelen concentrarse en los primeros meses del año parecen haberse adelantado, anticipando tensiones que tradicionalmente aparecen hacia el final del verano. Desde el sector advierten que la recomposición de la ganadería demandará tiempo y que los precios actuales no representarían un techo, sino el inicio de un nuevo ciclo de ajustes graduales.

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