La semana comenzó agitada en Japón, ya que se registró un terremoto de magnitud 6,8 en la escala de Richter. Esto fue justamente antes de que termine el primer día de la semana, por lo que fue un horario complicado debido a que fue en plena medianoche del país.
El centro del sismo fue a 35 kilómetros de profundidad y con una diferencia de 18 kilómetros con respecto a la costa que tiene la prefectura de Miyazaki y lo registró el propio Servicio Geológico de Estados Unidos. Bajo los niveles que maneja Japón, este temblor llegó al quinto escalón sobre un máximo de siete, por lo que se puede caracterizar como un terremoto bastante fuerte.
Pero esto no es el único problema, ya que la Agencia Meteorológica de Japón comunicó que posiblemente se registre un tsunami a partir de este movimiento sísmico. En primera instancia advirtieron que podrían aparecer olas de hasta dos metros de altura, por lo que recomendaron a sus ciudadanos que no se acerquen a las zonas costeras.
Inclusive se llegaron a detectar dos tsunamis de 20 centímetros en la región de Kyushi, pero afortunadamente no generaron ningún daño a la infraestructura de Japón ni representaron un peligro para la vida de los ciudadanos de Japón. De todos modos, afirman que las olas podrían repetirse a lo largo de la jornada del martes, por lo que la alerta se mantiene activa.
No hay que olvidar que el país asiático vive asiduamente movimientos de placas, por lo que es totalmente normal esperar terremotos en la zona. Lamentablemente, muchas veces viene acompañado con estas olas más grandes de lo normal debido a la cercanía que tiene cada zona del país con las diferentes costas de la nación.
Japón y su relación con los terremotos
Hay zonas que reciben más de 1.000 temblores por año, pero lo que hay que indicar también es uno de los terremotos más grandes de la historia ocurrió en este país. Fue el 11 de marzo de 2011 y hoy en día está registrado como el cuarto terremoto de mayor magnitud en la historia.
En total fue de 9,1 Mw, quedando apenas detrás del Terremoto de Valdivia de 1960 (9,5 Mw), el terremoto del océano Índico de 2004 (9,3 Mw) y el terremoto de Alaska de 1964 (9,2 Mw).