Santa Cruz: Estafó a su madre de 87 años, le vendió la casa y se quedó con su jubilación

Santa Cruz22/02/2025
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Caleta Olivia está conmocionada por un caso de estafa familiar que involucra a una figura pública. María Isabel “Pocha” Flores, una docente jubilada de 87 años, denunció a su propio hijo, José Walter Avellaneda Flores, por haberle vendido su casa sin su consentimiento, quedarse con su jubilación y apropiarse de dos vehículos.

El acusado José Avellaneda, la madre María Isabel Flores y el hermano denunciante Daniel Avellaneda.
El escándalo salió a la luz cuando Daniel Avellaneda, hijo de la mujer y reconocido chef internacional, viajó desde Europa para pasar la Navidad con su madre en Caleta Olivia. Durante su estadía, descubrió la manipulación y el engaño del que había sido víctima la anciana. “Mi hermano estafó a mi mamá, no me avisó de nada de lo que estaba haciendo, yo no firmé nunca nada”, declaró Daniel, dejando en evidencia la maniobra fraudulenta de José Walter Avellaneda Flores.

El caso generó una fuerte reacción en la comunidad, debido a la trayectoria política del acusado, quien había sido candidato en anteriores elecciones. Según la investigación, José le hizo firmar a su madre un documento engañándola con el argumento de que era necesario para acceder a un plazo fijo dejado por su esposo fallecido en 2022. Sin embargo, en realidad, estaba transfiriendo la propiedad de la vivienda a su nombre para luego venderla.

Daniel Aybar, abogado y juez de Faltas de la ciudad, está representando legalmente a la familia y explicó que ya se presentaron los recursos necesarios para revertir el fraude. “No sabemos el paradero del acusado ni cuándo será notificado, pero hemos entregado todas las pruebas a la Justicia”, aseguró Aybar.

Ex candidato radical estafó a su madre de 87 años, le vendió la casa y se quedó con su jubilación
El fiscal Alexis Quintana, titular de la Fiscalía N° 2 de Caleta Olivia, lleva adelante la causa penal por estafa, y el juez Gabriel Contreras, del juzgado de Instrucción N° 2, sería el encargado de instruir el caso. En el ámbito civil, la situación está en manos de la jueza de Familia de Caleta Olivia, Rosa González. La pena por este tipo de delitos podría alcanzar hasta seis años de prisión.

Mientras tanto, “Pocha” Flores sigue conmocionada por la traición de su hijo y el impacto emocional que esta situación ha tenido en su vida. “Me ignoraba por completo, nunca venía a visitarme y me cobraba el sueldo. Manipulaba todo y a veces me daba algo de plata que no me alcanzaba para comer ni para comprar mis remedios”, relató la víctima, entre lágrimas.

El año pasado, cuando cumplió 87 años, en una conversación con Voces y Apuntes, expresó su gratitud por la vida que ha llevado y recordó su llegada a la Patagonia. Su primer destino fue Comodoro Rivadavia, donde su hermano trabajaba en YPF. Fue una prima, docente de profesión, quien la alentó a presentar su documentación en Río Gallegos. Poco después, recibió la notificación de un puesto interino de tercer grado en la Escuela N° 14 de Caleta Olivia, lo que la llevó a instalarse en una pensión en la ciudad. Paralelamente, en 1963 comenzó a desempeñarse en la Municipalidad, que en aquel entonces aún funcionaba como Comisión de Fomento.

A lo largo de su carrera, María Isabel desempeñó diversas funciones dentro de la administración pública, pasando por cargos como administrativa, secretaria y secretaria privada. A medida que los intendentes iban cambiando, ella permanecía firme en su labor, siendo testigo del crecimiento y la transformación de Caleta Olivia. Para ella, la ciudad no era solo un lugar de residencia, sino una gran familia, formada por descendientes de los primeros pobladores que enfrentaron los desafíos del clima patagónico.

Su vocación educativa también dejó una huella imborrable. Recién graduada como docente, arribó a Caleta Olivia en diciembre de 1962 y comenzó a trabajar en la Escuela N° 14 en marzo de 1963. Con el tiempo, ocupó diversos cargos en distintas instituciones, ascendiendo a roles de directora, vicedirectora y supervisora de nivel primario hasta su jubilación en 1995.

Más allá de su labor profesional, María Isabel participó activamente en numerosas iniciativas comunitarias. Su compromiso quedó reflejado en su colaboración con la cooperadora de la Escuela Salvador Gaviota y su apoyo a la ampliación de la Parroquia San Juan Bosco, entre otras actividades solidarias.

Su dedicación fue reconocida en diversas oportunidades, siendo nombrada una de las 100 personalidades más destacadas de Caleta Olivia en su centenario, además de recibir múltiples homenajes por su trabajo en beneficio de la comunidad.

A través de su esfuerzo y entrega, María Isabel “Pocha” Flores dejó una marca indeleble en la historia de Caleta Olivia, convirtiéndose en un símbolo de compromiso y vocación de servicio.

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