Río Negro: Uber es ilegal pero se usa más que nunca en Bariloche

Río Negro10/06/2025
Uber

Desde el desembarco de las multinacionales Uber y Cabify, en San Carlos de Bariloche, la situación viene generando disputas, enojos, infracciones y desidia. Aún gobernaba el entonces intendente Gustavo Gennuso, quien emitió una resolución que prohíbe que dichas aplicaciones de transporte funcionen en la ciudad. Esto generó persecuciones, multas y malestar entre quienes ejercían esa modalidad de trabajo. Pero siguió funcionando.

Una vez asumido Walter Cortés, se comprometió a darle una definición al tema. El concejal del bloque oficialista, Tomás Hercigonja presentó un proyecto que generó polémicas y prometió hacerle los cambios sugeridos por los demás bloques. Eso aún no ocurrió y la resolución sigue vigente.

Mientras tanto, las aplicaciones de transporte funcionan a la orden del día, los controles no son suficientes y lo más importante: hay un humor social a favor de estas modernas App’s que llegaron para quedarse en todo el mundo y claro, Bariloche no es la excepción.

Incluso, Uber promocionó su App entre los taxistas, por lo que hay un buen número de ellos que la utilizan, aunque son mirados con recelo por sus pares. En el verano, Uber también efectuó una prueba piloto de su versión náutica, con lanchas privadas haciendo viajes por el lago Nahuel Huapi, tanto para los residentes o turistas que pretendían disfrutar del servicio en formal grupal.

Al igual que en otros puntos del país, los conductores de modalidad tradicional sostienen que los “nuevos” no tributan en la Argentina, que no son controlados por nadie, que no tienen las mismas exigencias, que no brindan seguridad a los pasajeros y entienden que les significa una competencia desleal.

Quienes desarrollan la labor de Uber o Cabify defienden el derecho a trabajar honestamente, no tienen problemas en tributar a la Municipalidad y piden reglamentación para no tener que estar por fuera de la norma.

En el medio está la población barilochense que aprueba y utiliza -en forma ilegal- en su gran mayoría estas aplicaciones que aún no están reguladas. Por lo que taxistas y remiseros (que suman unos 700, todos ellos habilitados y fiscalizados por la Comuna), están prácticamente solos en este reclamo, que se opone a la legislación de esta modalidad de competencia.

Estas posturas se encontraron este lunes en el Concejo Deliberante, con medio centenar de vehículos apostados en el Centro Cívico a modo de protesta y ejerciendo presión sobre los ediles, que estaban sesionando en la comisión de Tránsito y Transporte.

Allí, más allá de cruces dialécticos y enfrentamientos verbales, no se avanzó en ningún sentido. Quedó en evidencia que el proyecto está parado y que, por ahora, nada cambiará en favor de ninguna de las partes.

Lo cierto es que hay quienes se sienten perjudicados y beneficiados. La actividad de todos los actores continúa y el Estado no define hacia ningún lado una postura que ponga fin a este conflicto.

Por otra parte, la pregunta que surge es: ¿Es posible ir en contra del mundo? Si las aplicaciones de transporte funcionan en casi todas las ciudades turísticas (y no turísticas) del globo, ¿puede ser una localidad internacionalmente conocida como Bariloche una excepción? ¿Los taxis y remises deben adecuarse a la modernidad actual?

Sabido es que las nuevas tecnologías han traído consigo cuantiosos avances, nuevas modalidades de trabajo, labores que antes no existían y también han atentado con antiguas formas de vivir que hoy prácticamente no existen o están en gran declive, como alquilar una película y devolverla a los dos días, comprar diarios de papel o revistas, redactar en máquinas de escribir, sacar recetas de libros, la televisión por cable tradicional, por mencionar solo algunas.

Tal vez a los taxis y remises les llegó la misma suerte y es hora de aggiornarse, antes que la tecnología los extinga.

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