





La pobreza en Argentina sigue golpeando a muchas familias. Según un nuevo informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA (ODS-UCA), más de un tercio de las niñas, niños y adolescentes del país sufrieron dificultades para acceder a una alimentación suficiente durante el primer semestre de 2024. En total, 4,3 millones de menores se vieron afectados por la inseguridad alimentaria infantil, una cifra alarmante.


El estudio, titulado “Inseguridad alimentaria en la infancia argentina: un problema estructural observado en la coyuntura actual”, señala que la pobreza, junto con el empleo precario y la desigualdad, son factores históricos que impactan de lleno en la calidad de vida de la infancia.
Sin embargo, en los últimos años la situación empeoró. El 2024 mostró el índice más alto de inseguridad alimentaria infantil en más de una década. La forma más extrema del problema, cuando no se logra cubrir necesidades básicas de alimentación, incluso con ayuda externa, alcanzó al 16,5 % de los chicos y chicas.
En hogares donde hay desempleo o ingresos informales, la inseguridad alimentaria se vuelve algo recurrente. También pesa la estructura familiar, ya que las familias numerosas o con jefas y jefes de hogar solos enfrentan una carga mayor. En esos casos, la falta de recursos se combina con mayores responsabilidades y menos redes de apoyo. Todo esto se potencia cuando los niños están fuera del sistema educativo.
El informe también remarca el peso que tiene el tipo de empleo de los adultos en el hogar. La pobreza laboral y la inestabilidad en los ingresos explican por qué incluso con ayuda estatal muchas familias no logran cubrir las necesidades alimentarias mínimas. Entre quienes tienen trabajo formal, la inseguridad alimentaria es más baja, alcanzando a uno de cada diez chicos.
Aunque políticas como la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar ayudan a amortiguar el impacto, su efecto es limitado. Los investigadores de la UCA aseguran que, sin medidas integrales que articulen empleo digno, acceso a la educación y contención social, los números difícilmente bajen.

















