El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), votado en el Congreso de la Nación, aún no fue reglamentado. No hay anuncios de radicación de «importantes empresas» en el país y pareciera sólo servir a las multinacionales ya instaladas, petroleras, gasíferas y mineras. Demostración que revela la única intención del proyecto. También las eventuales empresas por venir no dejan de observar la situación económica nacional con 1600 puntos básicos en el Riesgo País, un número que tiene sus antecedentes en el 2001. Aún no hay confianza.
El gobierno de Milei tienes este estilo. Pone en debate un tema nacional, «camorrea» desde las redes, genera peleas, logra apoyo de los dialoguistas y luego los manda al freezer. Tampoco hay avances con la firma del Pacto de Mayo. El presidente logró la foto y la guardó en «mis imágenes favoritas» de su celular. Ya está.
La única demostración fehaciente de la posibilidad del RIGI, tiene como uno de sus escenarios a nuestra provincia. Dos empresas buscan hoy acceder a los beneficios fiscales y cambiarios de proyectos con desembolsos de más de US$ 200 millones, y exportar gas al mundo. Petronas no es un jugador nuevo. En febrero del 2023 firmó un convenio con YPF y el municipio de Bahía Blanca para acceder a las tierras necesarias para instalarse en el puerto bahiense. No había RIGI y ahora es un regalo. La otra firma, Panamerican Energy llegó luego con la intención expresada al gobernador Alberto Weretilneck de radicarse en San Antonio y en una primera etapa licuar el gas excedente que viene del gasoducto sur construido a la vera de la ruta nacional 3.
La instalación de la planta de GNL oxigenó al gobierno. Weretilneck retomó la vertical y salió del ostracismo al que lo había destinado Javier Milei. Recuperó un espacio en la escena nacional explicando al sector energético las bondades del litoral rionegrino para llevar adelante este proyecto. El apoyo del gobernador neuquino Rolando Figueroa es fundamental y ambos reclaman sacar el gas y el petróleo de Vaca Muerta por Río Negro. Les pertenece.
El gobernador volvió a los oráculos nacionales, fotos, conferencias y la atención de la prensa nacional. Un juego adonde siempre ganó.
La instalación de este proyecto es emblemático. Un hito histórico como lo fue en su momento el riego en el alto valle, el puerto de SAE, Hipasam, Soda Solvay, IDEVI y las rutas nacionales que atraviesan la geografía provincial.
Merece la atención global y abierta desde el gobierno y todos los sectores políticos, económicos, sociales con amplitud y generosidad. No caer en las históricas dicotomías que tanto nos gusta a los argentinos. Salir del Boca-River y Ford-Chevrolet. Nada buenos dejará un clima de enfrentamientos internos y con el gobernador bonaerense Axel Kicillof.
El gobierno logra apoyos que concentra Weretilneck y levanta el ánimo, pero no dejan de ser individuales. Falta la convocatoria desde la Casa de Gobierno, donde se puedan sentar en la larga mesa del Salón Gris, todos los actores rionegrinos sin exclusiones para apoyar la construcción del polo energético en Sierra Grande.
Weretilneck maneja los tiempos que el acceso a la «data» le permite. No descarta una convocatoria de este tipo, pero prefiere separar gestos de la política en esta puja con Bahía Blanca. Prefiere imponer el proyecto de Punta Colorada por la fuerza de la evidencia técnica, incontrastable y contundente. Apuesta a los beneficios del Golfo, los 40 pies de calado y la ventaja de operar barcos con el doble de almacenamiento que ofrece Puerto Rosales y fundamentalmente exportar el gas y el petróleo de Vaca Muerta, por la Patagonia. Teme a la reacción empresaria incómoda al «apriete» político.
Javier Milei salió a pelear con KIcillof. Lo quiere castigar por «comunista» y «expropiador» y dejar a la provincia de Buenos Aires afuera de la discusión por el GNL. No es bueno este camino y generar climas de rivalidades. Esta pelea no es de los rionegrino, ni debemos prestarnos a ella.
Ahora la consultora norteamericana Arthur D. Little, contratada al efecto por YPF, dará un dictamen sobre el mejor lugar para radicar la planta. Se informó que ese trabajo estará listo en agosto. Habrá que esperar.
El gobierno bonaerense, como es lógico, también juega para lograr que esta radicación quede en Bahía Blanca y un grupo de legisladores, de distintos partidos, acompañaron el proyecto presentado por la radical Karina Banfi, en apoyo a Puerto Rosales. Firmaron los diputados del PRO Cristian Ritondo, Silvia Lospennato y Martín Yeza; el del MID, Eduardo Falcone; los de Hacemos Coalición Federal, Margarita Stolbizer, Florencio Randazzo, Nicolás Massot y Emilio Monzó; el radical Fabio Quetglas; Juan Manuel López de la Coalición Cívica y los peronistas Victoria Tolosa Paz, Sergio Palazzo.
Todos juegan. Sin fisuras ni grietas de otros tiempos.
Weretilneck camina la cancha solo. Con un gobierno donde todo pasa por sus manos y su resolución. Los temas salen por imperio de su voluntad. Pelea por un proyecto superior a los 30 mil millones de pesos y al mismo tiempo atiende el reclamo de docentes, las quejas por los hospitales y las criticas por la seguridad.
No están lejos los cambios en el gabinete. El gobernador pierde escalones en las encuestas de opinión. Hay un peligroso descontento subyacente.
Una resolución favorable, mas o menos mediata, de la planta de GNL, puede cambiar todo. El gobierno podría cohesionar de nuevo distintias fuerzas rionegrinas, recuperar el centro de la escena y enfrentar -con la bandera de la defensa de los rionegrinos- las próximas elecciones provinciales, donde se puede estructurar un nuevo rionegrinismo, sin la participación del PJ, quizás con algunos peronistas pero sin el sello oficial. Hasta hoy cuatro intendentes y dos legisladores, que acompañan al gobierno.
La unidad del peronismo es una preocupación y también un desafío para el propio justicialismo. Si en el PJ van juntos los dos sectores hasta ahora con mayor potencia, el sorismo y el doñatismo, más el Movimiento Evita, sectores satélites, gremios y voluntades enfrentadas al gobierno nacional, suma posibilidades electorales ciertas.
El mileismo está muy fraccionado y sin posibilidades de alianzas entre sí, al menos con Lorena Villaverde y así sucede con el Partido de la Libertad, el espacio de Aníbal Tortoriello, el mismo PRO y Primero Río Negro.
El cuadro electoral ubica a General Roca, con el histórico posicionamiento del sorismo, con importante porcentaje de votos. La unidad entre Martín Doñate y María Emilia Soria puede bajar como ejemplo a Bariloche, Viedma y Cipolletti y sumar en las urnas. Como siempre, todo depende del PJ, que en tiempos electorales comparece como el Titán Cronos, que se comía a sus hijos por miedo a ser derrocado.
Juntos jugará como siempre a la estrategia del pragmatismo. La habilidad de estar en el lugar indicado a la hora precisa. Tiene cartel con una figura de peso específico para pelear el 2025, con la eventual candidatura de Pedro Pesatti. Este primer lugar en la boleta de aspirantes a la cámara alta, es de Viedma, no se discute.
El gobierno nacional medirá a la administración Weretilneck, y es posible que dependiendo de su fortaleza, trate de buscar un acuerdo. Este tema fue conversado previo a la firma del Acta de Mayo, donde gobernadores que vienen ganando elecciones en sus provincias, pidieron al gobierno nacional que LLA no les compita, ni avance en su organización local.
El gobierno percibe la debilidad electoral, se mide en encuestas, e incluso la fuga de votos al mileismo. Observa que no recupera terreno en Roca, que en Cipolletti compite con Aníbal Tortoriello, de fuerte arraigo en la ciudad, y que en Viedma puede repetir los triunfos de los últimos años.
El tema es Bariloche. Juntos tiene que recuperar su anterior predominio para tener destino de triunfo provincial. Una responsabilidad que emerge del propio staff de barilochenses en el gobierno: tres legisladores, un secretario de Estado, dos ministros y un diputado nacional.
Después de la derrota en el 2023, Juntos quedó sin rumbo y fragmentado. Un escenario que obliga, al igual que en toda la provincia, a volver a conectar con la sociedad.
Sin Gustavo Gennuso y Arabela Carreras como ejes ordenadores, existen al menos cinco tribus que tomaron distintos posicionamientos fundamentalmente ante el gobierno del intendente Walter Cortés. No hay unidad, y tampoco una idea sobre cómo reconstruir y con qué figuras. Por ejemplo: en el Concejo Deliberante los tres concejales de Juntos representan a sectores distintos.
Carlos Valeri, a través de la concejal Natalia Almonacid, mantiene un cuidado extremo de la palabra de Alberto Weretilneck. Luego el “Taca” Nahuelquín, con Juan Pablo Ferrari, con cierta voluntad territorial, pero muy menguada, y enfrentado con el diputado nacional Agustín Domingo, que funge como el articulador con Cortés.
Después, está el sector que lidera Marcela Abdala, quien fuera la Jefa de Gabinete de Gennuso, y que en las últimas semanas se plantó ante Cortés tomando posición y dejando expuesto a Agustín Domingo, quien es asesor personal del intendente. «La turca» tiene un defecto y una virtud: muestra poca organicidad y eso genera rispideces con el resto de JSRN, pero al mismo tiempo trabaja sobre sectores electorales a los que nadie les habla: la clase media y media alta.
Después, existe una extensa sinfonía de otras figuras, como Marcos Barberis y Juan Pablo Muena, en soledad, como Laura Totonelli, quien reemplazó como concejal a Silvia Barriga y además está el actual ministro de Gobierno, Federico Lutz, que tiene juego propio y que puede ser la amalgama que una a todos los sectores de Bariloche.
En una ciudad clave, la más poblada de Río Negro, Juntos está en crisis. Tiene conflictos internos, invalidado por el desgaste de 12 años en el poder y deslegitimado para ofrecerse como alternativa frente a los vecinos.
Un tema a resolver.