Neuquén: Crisis de fe: la Patagonia es la región con menos porcentaje de católicos

Neuquén16/01/2025
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El escándalo que involucra a la exvicegobernadora, Gloria Argentina Ruiz con el obispo neuquino, Fernado Croxatto, sumado a la opacidad de este frente a los casos de abuso sexual eclesiástico, inclina a revisar algunas ideas respecto al lugar de la Iglesia Católica en Neuquén. Por ejemplo: ¿Qué tan religiosa es nuestra comunidad? ¿Qué tan reconocidas o respetadas son autoridades católicas como el mencionado Croxatto? ¿Cuál es la “base de sustentación del catolicismo? ¿Dónde es más fuerte y dónde pierde? Con estos interrogantes en mente conversamos con Verónica Giménez Beliveau, investigadora principal del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICET), vicepresidenta de la Asociación de Ciencias Sociales de la Religión de América Latina y profesora en la Facultad de ciencias sociales (UBA).

¿Qué tan católica es la sociedad argentina? ¿Qué sectores son los más religiosos?

“En nuestra sociedad, la adscripción a la iglesia católica conserva una mayoría atenuada. Según el relevamiento más reciente que realizamos desde el CONICET, los y las católicas representan el 69,2 % de los argentinos. Cerca de un 20 % de los habitantes del país se definen sin religión, y las y los evangélicos representan el 15.3%. Las personas de 65 años y más se identifican en mayor medida con el catolicismo, mientras que entre los jóvenes crecen las opciones evangélicas y las personas sin religión. A medida que aumenta el nivel educativo hay mayor proporción de personas sin religión. Las y los evangélicos crecen entre los habitantes sin estudios o con nivel primario”.

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 Evolución de la religiosidad en Argentina (2008-2019)
“El Noroeste argentino (NOA) y el Noreste argentino (NEA) son las regiones más católicas de nuestra sociedad. En la Patagonia, junto con el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se registra la mayor proporción de personas sin religión. Por su parte, las y los evangélicos aumentan en la Patagonia y en el NEA. A nivel país, en poco más de una década, entre 2008 y 2019, los evangélicos pasaron del 9 % a más del 15 % de la población. Por su parte, la proporción de católicos cayó del 76.5 % al 62,9 %”, explica la investigadora del CONICET.

¿Qué pasa con quienes abandonan el catolicismo? ¿Hacia dónde van esas personas?

“Quienes dejan el catolicismo lo hacen en dos direcciones. Por un lado están quienes optan por la no-religión, es decir, la ausencia o rechazo de la religión, o indiferencia hacia ella. Por otra parte, están quienes van hacia las iglesias evangélicas. Este movimiento se verifica preponderantemente en las regiones del NEA y el NOA. El 8% de fieles que ha perdido la iglesia católica allí se ha ido directamente hacia los evangélicos. En esas regiones casi nadie ‘se pasa’ a la no religión. En la Patagonia, la tendencia es a abandonar directamente toda religión”.

“En la Patagonia, el AMBA y la región centro del país, las personas que se salen del catolicismo lo hacen hacia la no filiación religiosa. Esto se explica, en parte, porque en el NOA y el NEA ha existido y existe una campaña fuerte de las iglesias evangélicas. Eso por un lado, pero además esas regiones (NOA y NEA) son, de por sí, más religiosas. De modo que, cuando las personas se bajan del catolicismo, hay un quantum de religiosidad que permanece. En el resto del país lo que sucede más frecuentemente es que cuando las personas abandonan la iglesia católica es para ya no creer en ninguna religión”, explica Verónica Giménez Beliveau.

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¿Por qué avanzan las iglesias evangélicas?

“Algunas de las iglesias evangélicas, como las que en distintas oleadas llegaron desde los Estados Unidos, son como mega empresas que entregan franquicias a determinados pastores o pastoras, para que armen una sucursal, como si fuese un emprendimiento.  La Iglesia Dios es Amor o la Iglesia Cuadrangular pertenecen a esta categoría de culto religioso que otorga permisos para operar en su nombre", asegura Giménez Beliveau. Esta característica las transforma en una posibilidad muy atractiva para volverse un líder evangélico, lo cual implica, casi siempre, un cierto reconocimiento social y una mejora en la calidad de vida.

“En ese mismo sentido, el acceso al pastorado evangélico es mucho más fácil que el acceso al sacerdocio católico. Ser pastor requiere una preparación muy poco rigurosa en comparación con el seminario católico: menos años, menos estudios, menos exigencia intelectual. Para ser sacerdote hay más dificultades, es como cursar una carrera universitaria, con 6 o más años de estudios, exámenes, mayor dedicación horaria. El pastorado evangélico, por otra parte, está abierto a mujeres, y se puede realizar a la par que se trabaja”, asegura Giménez Beliveau.

¿En qué sectores de la sociedad avanzan los cultos evangélicos?

“Las iglesias evangélicas se caracterizan por una enorme plasticidad para llegar a todos lados. O, por lo menos, para llegar allí donde no lo hace el catolicismo. Así, pueden establecer sus templos en lo más profundo de las barriadas populares, precarizadas, de las grandes ciudades. Esto les permite instalarse entre los sectores socioeconómicos más bajos y marginales, allí donde la Iglesia Católica pierde terreno. Este no es un fenómeno particular de Argentina. Se verifica en todas las sociedades donde, en algún momento, existió una hegemonía católica. No quiero decir monopolio porque en América Latina siempre hubo otras religiones”.

“Las hegemonías católicas solamente pueden ir disminuyendo en sociedades que desconfían de las autoridades, que se enfrentan a ellas. Esto se verifica en todos los ámbitos: en el religioso pero también en el educativo, en el sanitario, en todo orden. La población desconfía y se enfrenta a las autoridades políticas, militares, policiales y, claro está, a las religiosas también. En ese marco, como resultado de la crisis, al rechazar a las autoridades católicas, parte de esa población se acerca a las iglesias evangélicas”, concluye la entrevistada.

El último apague la luz

La proporción de fieles de la Iglesia Católica muestra variaciones significativas según el continente, nivel socioeconómico y educativo. Estos cambios reflejan las dinámicas culturales, económicas y sociales de cada región. En América Latina, tradicionalmente bastión del catolicismo, en las últimas décadas se ha verificado una disminución en el porcentaje de fieles. Factores como la urbanización, el acceso a la educación y la secularización profundizan esta tendencia. En el viejo continente se observa una involución marcada tanto en el número de católicos como en su participación en rituales y movimientos eclesiales, especialmente en Europa Occidental, donde la secularización y el alejamiento de las instituciones religiosas son predominantes. n los últimos años, los casos de abusos sexual eclesiástico han acelerado esta dinámica. 

Gracias a su alta tasa de natalidad y al dinamismo de sus comunidades, África es el único continente con un crecimiento significativo de católicos. Coincidentemente, la Iglesia Católica ha realizado allí importantes inversiones en proyectos educativos y de salud, lo cual ha fortalecido su influencia dentro de la sociedad.

 Monjas católicas de África.
Aunque el catolicismo es una minoría en casi todos los países asiáticos, se registra un tímido crecimiento en Filipinas (de tradición católica) y en Corea del Sur, donde la fe católica atrae a sectores educativos y sociales muy específicos.

Por su parte, en Oceanía, la práctica católica se mantiene estable en algunos países muy pequeños, como Papúa Nueva Guinea. Sin embargo en Australia y Nueva Zelanda, la secularización y los escándalos de abuso sexual eclesiástico han reducido significativamente la cantidad y participación de los fieles católicos. Finalmente, en Estados Unidos y Canadá se registra una disminución en la práctica activa de la religión católica, en parte, también, debida a los casos de pedofilia clerical. En ese marco, la inmigración proveniente de países latinoamericanos aporta cada año nuevas camadas de católicos a la sociedad estadounidense.

La fe de los pobres

Comparativamente, el catolicismo es más influyente en regiones con menores ingresos. Esto se debe, en parte, a un arraigo cultural heredado, pero también a su rol en la provisión de servicios básicos en las áreas de educación, salud y asistencia social. En los países más pobres, las religiones tienden a ser vividas con mayor intensidad y participación comunitaria. Este fenómeno se verifica, también, dentro de la Iglesia Católica. En los países de ingresos medios se observa una mayor diversificación religiosa. La migración hacia el protestantismo y el aumento de personas sin afiliación religiosa son allí una tendencia constante y creciente. El acceso a la información y a una educación más amplia y extendida, así como las dinámicas de urbanización de amplios sectores de la sociedad, contribuyen a una visión más crítica de la religión institucional.

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 Población católica mundial.
En los países de altos ingresos, la Iglesia Católica enfrenta los mayores desafíos por el aumento generalizado del secularismo, el individualismo y la desconfianza hacia las instituciones religiosas. La relación con la religión católica, en el primer mundo, suele ser más cultural que espiritual, con mayor énfasis en la identidad heredada que en la práctica presente. Dentro de este marco general, la afiliación religiosa es inversamente proporcional al nivel educativo. Especialmente en las sociedades desarrolladas, entre los niveles más altos de educación se verifica una menor afiliación religiosa, y viceversa.

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