Mientras el gobierno nacional realiza ingentes esfuerzos para revertir una situación económica que desgasta y mal trata cada vez a más argentinos, Neuquén se consolida como la provincia con mejores índices económicos.
Son buenas notas las que alcanza la administración de Rolando Figueroa, incluido el superávit fiscal alcanzado en sus nueve meses de gestión, pero a la vez es una luz roja que, en la medida que la situación económica y social nacional se agrava, el gobernador observa permanentemente.
El deterioro social que el país está evidenciando en distintas regiones hace que todos miren a Neuquén como la “tierra prometida”, en donde encontrarán “paz, pan y trabajo”.
Una vez más, como sucedió en las décadas del 70, 80 y 90 del siglo pasado; la provincia será receptora de miles de familias que llegarán de otras provincias y países limítrofes buscando un mejor porvenir.
Figueroa ha sido, desde su génesis como neuquino, ha experimentado cada una de aquellas épocas, como hijo, estudiante, intendente de un pequeño pueblo cordillerano, en Huinganco; mandatario comunal de la capital histórica, en Chos Malal; y como vicegobernador de la provincia.
En cada una de las etapas de su vida fue testigo, en los inicios junto a su madre y hermanas; y protagonista directo con la política lo abrazó cuando promediaba la década del 90.
Se para con autoridad ante sus ministros porque conoce el recorrido de la provincia, de las oportunidades desaprovechadas durante el siglo pasado y del desafío histórico que él y su equipo de gobierno tienen para terminar con años de desaciertos y postergaciones.
Toma la misma actitud cuando se sienta a dialogar con los empresarios del sector petrolero, habidos de sacar cada vez más y más petróleo porque el mundo lo demanda y porque además los defensores ambientales acrecientan su presión y se prevé, que en 15 o 20 años, será un commodity “demodé”.
Sabe de las necesidades de quienes manejan el “negocio petrolero” pero también es consciente de las urgencias de la provincia y cada rincón del Neuquén adentro.
Por eso no hay reunión ni exposición en el Foro que sea invitado en el cual deja marcado a fuego su convencimiento de acompañar el proceso de inversiones garantizando seguridad jurídica, política y económica en todo el territorio neuquino, pero también advierte sobre las exigencias de ser parte y comprometerse con la participación en el desarrollo de cada región de la provincia.
Para Figueroa, Vaca Muerta, es solo una parte de lo que él ha planificado para los neuquinos, desde su época de intendente de Chos Malal.
Sabe, íntimamente, lo que cada mandatario comunal enfrenta cada vez que demanda soluciones, ante el gobierno provincial o nacional, para su localidad.
La futura ley provincial que dividirá a Neuquén en 7 regiones no es un capricho ni un eslogan de campaña. Está relacionado con poner en valor cada porción de territorio neuquino preservando su identidad y respetando su cultura y costumbres.
Tampoco es casual que el ministro de economía, Guillermo Koenig, encabece las reuniones en cada región poniendo el acento en la futura composición del Presupuesto Provincial del próximo año y la participación de cada localidad, de acuerdo al parecer de sus autoridades locales.
Las últimas cifras hablan de 25 familias ingresando a la provincia, cada día.
El número es la luz roja que Figueroa y su gobierno tienen en observación permanente. El gobernador exige a sus ministros mayor presencia territorial para tomar contacto permanente con las demandas de los habitantes de cada rincón de la provincia.
“La regionalización permitirá la descentralización de la atención del Estado. Vamos a buscar los problemas en donde surjan. No vamos a esperar a que nos exploten en nuestros escritorios”, explicaba de manera didáctica el gobernador, durante el invierno del 2022 cuando era ya candidato a gobernador y mostraba algunas de sus ideas a los jóvenes que eran parte del Think Tank “rolandista” de la Fundación Repensadonos, crisol del proceso de renovación política inaugurado el 10 de diciembre de este año.
Miles de vehículos pasan todos los días por la Ruta 7. A pesar del parate petrolero, las obras viales son necesarias. Es por eso que quieren reactivar la ruta petrolera por la segunda meseta.
Figueroa garantiza condiciones claras para los inversores, les exige mayor compromiso social en el desarrollo sostenido de toda la provincia; pero hacia adentro del gobierno es el doble de exigente con respecto al cumplimiento de cada uno de sus postulados.
La explosion demográfica se avecina en la provincia, a instancias del boom petrolero, ubica al gobierno provincial en el centro de la escena.
Abona la idea de profundizar la descentralización a instancias de la regionalización y también alienta a los gobiernos locales a planificar el desarrollo de cada una de las comunas de manera de convertirse en receptores de nuevas familias residentes.
Las inversiones que el próximo presupuesto contempla en materia de obra pública está orientada en ese sentido. Conectividad vial, inversión en 50 obras claves para el sistema de Salud, otro número similar para el sistema de Seguridad y una inversión histórica en obras en servicios públicos y en infraestructura en Educación; marcan el perfil que tomará la gestión de Rolando Figueroa en los próximos tres años.
Hay consenso entre los ministros con respecto a que Neuquén está ante su última oportunidad para lograr la consolidación económica y que los recursos lleguen en gran número a la mayoría de los neuquinos.
Los presupuestos de los gobiernos son la hoja de ruta de las administraciones. El de la provincia de Neuquén estará listo en las próximas dos semanas. Por lo que ha trascendido viene cargado de buenas noticias y con una cifra histórica en la previsión de ingresos.
Será la orden de largada de un tiempo en el que los neuquinos estaremos transitando un nuevo camino en el que la prosperidad nos tocará la puerta nuevamente.
La bendita ventana se abre y nos muestra un horizonte en el que las oportunidades estarán allí, presentes, durante los próximos 20 años.
Dependerá de los gobernantes y de nuestro compromiso conjunto, si nos arremangamos para torcer el brazo de esa suerte esquiva, o si observaremos como pasa ese tiempo fructífero, para luego lamentarnos por la oportunidad perdida. Tal como sucedió, allá en el tiempo no hace mucho, durante las décadas del 79, 80 y 90 del siglo pasado.